SONRISA DE OREJA A OREJA

Siempre he pensado que bajo cualquier circunstancia que nos depare la vida, debemos mantener una sonrisa de oreja a oreja.  Realmente, es una decisión bastante difícil, cuando estamos recibiendo golpes, productos de las consecuencias de los actos realizados por nosotros mismos, o por nuestros antepasados o por terceros. Pero, es una práctica que debemos adquirir, si queremos conseguir el éxito y la felicidad ante toda situación. Cabe destacar, que también con fracasos se consiguen éxitos muy divinos, sino que lo diga Einstein, que tras haberse equivocado un sinfín de veces, o tras haber recibido burlas de sus cercanos por ser considerado un retardado, recibió un premio nobel en física. Que sabroso, a quién no le gustaría ser galardonado de esta forma.

En las sagradas escrituras, podemos observar en Mateo 24, 13-31, que los discípulos que se dirigían a Emaús estaban muy tristes y decepcionados, por todo lo sucedido a Jesús. Y es que se observa en este pasaje, que aun cuando Jesús caminaba con ellos, su tristeza no les dejaba ver, que quien andaba con ellos era el propio maestro. En otras palabras, la tristeza puso vendas en los ojos de estos discípulos, a tal punto, que no se podían dar cuenta que su compañero de viaje era Jesús. 

Asimismo, nos sucede a nosotros, cuando la tristeza, frustración, decepción, amargura, impotencia o ira invaden enteramente nuestro ser. Fíjense que digo enteramente, porque no solo la mente y el corazón quedan ciegos o vendados, también  sucede que nuestro cuerpo  queda ciego, originando alteraciones metabólicas e incluso cegueras u oscuridad en sus propios procesos. 

Por otra parte, creo fuertemente que tristeza llama más tristeza.

Por tanto, siempre y como sea, debemos buscar sonreír interna y externamente,  sin perjuicio de nuestros prójimos; con el gran objetivo, de ver todo lo que nos quiere decir papá Dios, a través de los sucesos diarios. En la medida, que nuestra visión sea buena, los sufrimientos desgarradores desaparecerán de nuestras vidas.

Abrazos a todos, muchas bendiciones de Dios.

Zarina Lucena