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Mostrando entradas de agosto, 2011

DOCTOR MARTÍN.

Hermosa reflexión...Compartida por María Chirinos. Cuando el Dr. Martín era joven alumno de la escuela de medicina, estaba profundamente convencido de la estupidez que suponía llenar el mundo de enfermos incurables y seres inválidos. Defendía ardientemente la eutanasia y acostumbraba a discutir esos temas con sus compañeros de clase. - Pero si esa es precisamente nuestra misión -le contestaban-. Estamos aquí para cuidar del cojo, el lisiado y el ciego. -La misión del médico -replicaba siempre Martín- es sanar a los enfermos, y si no existe remedio, lo mejor es que mueran. Ya cursaba el último año de estudios cuando, cumpliendo sus deberes fuera del hospital, asistió en un barrio pobre de la ciudad al alumbramiento de una inmigrante alemana. Era el décimo chiquillo que la mujer traía al mundo y había nacido con una pierna bastante más corta que la otra. La fuerza de la costumbre hizo al médico soplar en la boca de la criaturita para iniciar la respiración, pero