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Mostrando entradas de agosto, 2019

HABLANDO CON PAPÁ DIOS, VIERNES 30 DE AGOSTO - CUANDO SE LE CONOCE

ALIMENTO PARA EL ALMA PRIMERA LECTURA Los he desposado con un solo marido y los he entregado a Cristo como si fueran ustedes una virgen pura. De la segunda carta del apóstol san Pablo a los corintios: 10, 17-11, 2 Hermanos: Si alguno quiere enorgullecerse, que se enorgullezca del Señor, porque el hombre digno de aprobación no es aquel que se alaba a sí mismo, sino aquel a quien el Señor alaba. Ojalá soportaran ustedes que les dijera unas cuantas cosas sin sentido. Sopórtenmelas, pues estoy celoso de ustedes con celos de Dios, ya que los he desposado con un solo marido y los he entregado a Cristo como si fueran ustedes una virgen pura. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor. SALMO RESPONSORIAL Del salmo 148 R/. Que alaben al Señor todos sus fieles. Alaben al Señor en las alturas, alábenlo en el cielo; que alaben al Señor todos sus ángeles, celestiales ejércitos. R/. Reyes y pueblos todos de la tierra, gobernantes y jueces de este mundo; hombres

HABLANDO CON PAPÁ DIOS, JUEVES 29 DE AGOSTO - SER JUSTO

ALIMENTO PARA EL ALMA PRIMERA LECTURA Que el Señor los llene y los haga rebasar de amor mutuo hacia todos los demás De la primera carta del apóstol san Pablo a los tesalonicenses: 3, 7-13 Hermanos: En medio de todas nuestras dificultades y tribulaciones, la fe de ustedes nos ha dado un gran consuelo. El saber que permanecen fieles al Señor, nos llena ahora de vida. ¿Cómo podremos agradecerle debidamente a Dios el gozo tan grande con que, a causa de ustedes, nos alegramos en el Señor, a quien noche y día le rogamos con toda el alma que nos conceda verlos personalmente para completar lo que todavía falta a su fe? Que el mismo Dios, nuestro Padre, y Jesucristo, nuestro Señor, nos conduzcan hacia ustedes. Que el Señor los llene y los haga rebosar de un amor mutuo y hacia todos los demás, como el que yo les tengo a ustedes, para que él conserve sus corazones irreprochables en la santidad ante Dios, nuestro Padre, hasta el día en que venga nuestro Señor Jesús, e

HABLANDO CON PAPÁ DIOS, MIÉRCOLES 28 DE AGOSTO - PARA AMAR A DIOS

ALIMENTO PARA EL ALMA PRIMERA LECTURA Trabajando día y noche les hemos predicado el evangelio de Dios. De la primera carta del apóstol san Pablo a los tesalonicenses: 2, 9-13 Hermanos: Sin duda se acuerdan de nuestros esfuerzos y fatigas, pues, trabajando de día y de noche, a fin de no ser una carga para nadie, les hemos predicado el evangelio de Dios. Ustedes son testigos y Dios también lo es, de la forma tan santa, justa e irreprochable como nos hemos portado con ustedes, los creyentes. Como bien lo saben, a cada uno de ustedes lo hemos exhortado con palabras suaves y enérgicas, como lo hace un padre con sus hijos, a vivir de una manera digna de Dios, que los ha llamado a su Reino y a su gloria. Ahora damos gracias a Dios continuamente, porque al recibir ustedes la palabra que les hemos predicado, la aceptaron, no como palabra humana, sino como lo que realmente es: palabra de Dios, que sigue actuando en ustedes, los creyentes. Palabra de Dios. Te alaba

HABLANDO CON PAPÁ DIOS, MARTES 27 DE AGOSTO - EL INTERIOR

ALIMENTO PARA EL ALMA PRIMERA LECTURA Queríamos entregarles, no sólo el Evangelio de Dios, sino también nuestra propia vida. De la primera carta del apóstol san Pablo a los tesalonicenses: 2,1-8 Hermanos: Bien saben que nuestra estancia entre ustedes no fue inútil, pues a pesar de los sufrimientos e injurias que padecimos en Filipos y que ya conocen, tuvimos el valor, apoyados en nuestro Dios, de predicarles su evangelio en medio dé una fuerte oposición. Es que nuestra predicación no nace del error ni de intereses mezquinos ni del deseo de engañarlos, sino que predicamos el evangelio de acuerdo con el encargo que Dios, considerándonos aptos, nos ha hecho, y no para agradar a los hombres, sino a Dios, que es el que conoce nuestros corazones. Nunca nos hemos presentado, bien lo saben ustedes y Dios es testigo de ello, con palabras aduladoras ni con disimulada codicia, ni hemos buscado las alabanzas de ustedes ni las de nadie. Aunque hubiéramos podido imponer