HABLANDO CON PAPÁ DIOS, MIÉRCOLES 30 DE ENERO - LA PALABRA DE DIOS






ALIMENTO PARA EL ALMA


PRIMERA LECTURA
Cristo hizo perfectos para siempre a los que ha santificado.
De la carta a los hebreos: 10, 11-18

Hermanos: En la antigua alianza los sacerdotes ofrecían en el templo, diariamente y de pie, los mismos sacrificios que no podían perdonar los pecados. Cristo, en cambio, ofreció un solo sacrificio por los pecados y se sentó para siempre a la derecha de Dios; no le queda sino aguardar a que sus enemigos sean puestos bajo sus pies. Así, con una sola ofrenda, hizo perfectos para siempre a los que ha santificado.
Lo mismo atestigua el Espíritu Santo, que dice en un pasaje de la Escritura: La alianza que yo estableceré con ellos, cuando lleguen esos días, palabra del Señor, es ésta: Voy a poner mi ley en lo más profundo de su mente y voy a grabarla en sus corazones. Y prosigue después: Yo les perdonaré sus culpas y olvidaré para siempre sus pecados. Ahora bien, cuando los pecados han sido perdonados, ya no hacen falta más ofrendas por ellos.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.



SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 109, 1. 2. 3. 4.
R/. Tú eres sacerdote para siempre.

Esto ha dicho el Señor a mi Señor: "Siéntate a mi derecha; yo haré de tus contrarios el estrado donde pongas los pies". R/.
Extenderá el Señor desde Sión tu cetro poderoso y tú dominarás al enemigo. R/.
Es tuyo el señorío; el día en que naciste, en los montes sagrados, te consagró el Señor antes del alba. R/.
Juró el Señor y no ha de retractarse: "Tú eres sacerdote para siempre, como Melquisedec". R/.



ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
R/. Aleluya, aleluya.
La semilla es la palabra de Dios y el sembrador es Cristo; todo aquel que lo encuentra vivirá para siempre. R/.



EVANGELIO
Salió el sembrador a sembrar
Del santo Evangelio según san Marcos: 4,1-20

En aquel tiempo, Jesús se puso a enseñar otra vez junto al lago, y se reunió una muchedumbre tan grande, que Jesús tuvo que subir en una barca; ahí se sentó, mientras la gente estaba en tierra, junto a la orilla. Les estuvo enseñando muchas cosas con parábolas y les decía:
"Escuchen. Salió el sembrador a sembrar. Cuando iba sembrando, unos granos cayeron en la vereda; vinieron los pájaros y se los comieron. Otros cayeron en terreno pedregoso, donde apenas había tierra; como la tierra no era profunda, las plantas brotaron enseguida pero cuando salió el sol, se quemaron, y por falta de raíz, se secaron. Otros granos cayeron entre espinas; las espinas crecieron, ahogaron las plantas y no las dejaron madurar. Finalmente, los otros granos cayeron en tierra buena; las plantas fueron brotando y creciendo y produjeron el treinta, el sesenta o el ciento por uno". Y añadió Jesús: "El que tenga oídos para oír, que oiga".
Cuando se quedaron solos, sus acompañantes y los Doce le preguntaron qué quería decir la parábola. Entonces Jesús les dijo: "A ustedes se les ha confiado el secreto del Reino de Dios; en cambio, a los que están fuera, todo les queda oscuro; así, por más que miren, no verán; por más que oigan, no entenderán; a menos que se arrepientan y sean perdonados".
Y les dijo a continuación: "Si no entienden esta parábola, ¿cómo van a comprender todas las demás? 'El sembrador' siembra la palabra.
'Los granos de la vereda' son aquellos en quienes se siembra la palabra, pero cuando la acaban de escuchar, viene Satanás y se lleva la palabra sembrada en ellos.
'Los que reciben la semilla en terreno pedregoso', son los que, al escuchar la palabra, de momento la reciben con alegría; pero no tienen raíces, son inconstantes, y en cuanto surge un problema o una contrariedad por causa de la palabra, se dan por vencidos.
'Los que reciben la semilla entre espinas' son los que escuchan la palabra; pero por las preocupaciones de esta vida la seducción de las riquezas y el deseo de todo lo demás, que los invade, ahogan la palabra y la hacen estéril.
Por fin, 'los que reciben la semilla en tierra buena' son aquellos que escuchan la palabra, la aceptan y dan una cosecha: unos, de treinta; otros, de sesenta; y otros, de ciento por uno".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.




HABLANDO CON DIOS

Abba, he comprendido que eres el gran sembrador que viene a sembrar tu Reino en cada mente. Ahora bien, existen según lo indicado en tu palabra, cuatro clases de personas:
-         Aquellos que la acogen por un momento, pero por las creencias o convicciones que tienen, desestiman tus invitaciones.
-         Aquellos que la acogen, pero, como no comprenden, ni hacen el intento de entender lo escuchado, se desvanece.
-         Aquellos que la acogen, pero como los asuntos de este mundo están por encima de los asuntos celestiales, no confían en ella.
-         Aquellos que la acogen en poca, mediana o gran medida, poniendo en práctica lo aprendido y entendido.
Ciertamente, que para abrirse a tu palabra que guía hacia tu voluntad, es necesario comprenderla y para ello, es ineludible entenderla con una mente amorosa…Te adoro Dios mío por siempre!!!


ORANDO A DIOS:
Adorado Padre Bondadoso, por tu Hijo, concede, si es conveniente,  que mi alma se instruya constantemente con tu Amor, para así realizar tu voluntad de forma dócil y amorosa…Amén Bendito Dios!!!


“CUANDO SE CUESTIONA LA PALABRA DE DIOS, ES PORQUE LAS CREENCIAS TERRENALES IMPIDEN COMPRENDERLA CON LA MENTE CELESTIAL”

¡Qué Papá Dios ponga mucho AMOR en  tu ser, en tu vida y en tu familia!


¡FELIZ Y BENDECIDO MIÉRCOLES!

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