MENÚ DIARIO, MARTES 01 DE SEPTIEMBRE - JESÚS EN NUESTRA VIDA



 “Te invoco, Dios mío, porque tú me respondes; inclina tu oído y escucha mis palabras”
(Sal 16, 6)
                                                                                 


ALIMENTO DEL DÍA:


De la primera carta del apóstol san Pablo a los tesalonicenses: 5, 1-6. 9-11

Hermanos: Por lo que se refiere al tiempo y a las circunstancias de la venida del Señor, no necesitan que les escribamos nada, puesto que ustedes saben perfectamente que el día del Señor llegará como un ladrón en la noche. Cuando la gente esté diciendo: “¡Qué paz y qué seguridad tenemos!”, de repente vendrá sobre ellos la catástrofe, como de repente le vienen a la mujer encinta los dolores del parto, y no podrán escapar.
Pero a ustedes, hermanos, ese día no los tomará por sorpresa, como un ladrón, porque ustedes no viven en tinieblas, sino que son hijos de la luz y del día, no de la noche y las tinieblas.
Por lo tanto, no vivamos dormidos, como los malos; antes bien, mantengámonos despiertos y vivamos sobriamente. Porque Dios no nos ha destinado al castigo eterno, sino a obtener la salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo. Porque él murió por nosotros para que, cuando él vuelva, ya sea que estemos vivos o hayamos muerto, vivamos siempre con él. Por eso anímense mutuamente y ayúdense unos a otros a seguir progresando, como de hecho ya lo hacen.

Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.



Del salmo 26
R. El Señor es mi luz y mi salvación.
El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién voy a tenerle miedo? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién podrá hacerme temblar? R.
Lo único que pido, lo único que busco es vivir en la casa del Señor toda mi vida, para disfrutar las bondades del Señor y estar continuamente en su presencia. R.
La bondad del Señor espero ver en esta misma vida. Ármate de valor y fortaleza y en el Señor confía. R.



EVANGELIO

Del santo Evangelio según san Lucas: 4, 31-37

En aquel tiempo, Jesús fue a Cafarnaúm, ciudad de Galilea, y los sábados enseñaba a la gente. Todos estaban asombrados de sus enseñanzas, porque hablaba con autoridad.
Había en la sinagoga un hombre que tenía un demonio inmundo y se puso a gritar muy fuerte: “¡Déjanos! ¿Por qué te metes con nosotros, Jesús nazareno?¿Has venido a destruirnos? Sé que tú eres el Santo de Dios”.
Pero Jesús le ordenó: “Cállate y sal de ese hombre”. Entonces el demonio tiró al hombre por tierra, en medio de la gente, y salió de él sin hacerle daño. Todos se espantaron y se decían unos a otros: “¿Qué tendrá su palabra? Porque da órdenes con autoridad y fuerza a los espíritus inmundos y éstos se salen”. Y su fama se extendió por todos los lugares de la región.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.



VITAMINAS PARA EL ALMA


¿Comprendes el inmenso poder de Jesús en tu vida?

La particularidad que tiene aquello que no procede de Dios, es precisamente, la de reconocer que Jesús es el enviado o ungido del Padre Celestial. A Él se le han adjudicado numerosos títulos como maestro, guía, instrumento de paz, ungido, mesías, príncipe de los cielos. Sin embargo, uno solo es su título, Hijo de Dios.
Jesús hizo y continúa haciendo milagros, que otros no han podido hacer, puesto, que la naturaleza del Mesías es divina. Recuerda, que mitad es humana y la otra es Celestial. Lo que le atribuye características distintas al resto de los seres humanos.  
Entre dichas características es vivir libre de ego, ya que siendo el Ungido no presumió, ni siquiera durante su pasión y muerte, cuestión que a mi parecer, carecen algunos que dicen ser instrumentos de Dios, en estos tiempos.
Ahora bien, todo este preámbulo es para que tengas una idea clara, de quien es Jesús y por qué tiene éxito en sus intervenciones. Lo cierto es, que ante cualquier evento desagradable que aparezca en tu vida, tienes a un excelente intercesor o defensor, cuyo poder proviene directamente del Padre.
En las horas aciagas, búscalo y ten la certeza de que el socorro del Padre Eterno estará contigo…Feliz y bendecido Martes!!!

                                                               


POSTRE PARA EL ESPÍRITU


Bendito Dios Padre, que nos enviaste a Jesús, para mostrarnos lo que significa obrar en amor. Concédenos por Él, gozar de la gracia de reconocerlo bajo cualquier circunstancia, especialmente, en aquellas en las cuales nos sintamos ahogados y desesperanzados, para que fortalecidos con su presencia en nuestra mente, disfrutemos de tus intervenciones. Gracias por amarnos tanto. Te amamos. Amén!


“RECONOZCO A JESÚS, CUANDO ME INSPIRA EL AMOR, PORQUE ÉL ES EL AMOR DE DIOS HECHO HUMANO”


Sé feliz, amoroso y valiente, como tu Padre del Cielo lo desea.
 Que lluevan sobre ti y tu hermosa familia, bendiciones infinitas.
Al lado Jesús, todo lo puedes. ¡No lo olvides!

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