LA CÁRCEL INTERIOR
Inspirada por un pensamiento
publicado por mi amado padre, me puse a pensar, que muchos humanos, aun cuando están
libres físicamente, están presos interiormente.
Hoy, quisiera compartir una
pequeña reflexión a propósito del inicio de la semana santa, sobre una de las
cárceles mas terrible que puede mantener a un ser humano mucho tiempo en cautiverio…La
falta de perdón.
Cuando Jesús llegó a Jerusalén en
su burrito, muchos lo recibieron con aclamaciones batiendo palmas,
posteriormente, algunos de ellos gritarían que lo crucifiquen. Otro es que el
hombre que entregó a Jesús era uno de sus apóstoles, que dándole un beso lo vendió. Otros hechos fueron las burlas, las
humillaciones, los escupitajos, las flagelaciones, las murmuraciones y las
persecuciones que sufrió Jesús, antes y durante su caminata hacia la muerte. Lo
grandioso de todo es que estando crucificado junto a otros malhechores, pronunció las palabras mas grande y que la
humanidad no debe olvidar “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”. Que liberación más hermosa. Digno de alguien que
realmente tiene como esencia el amor.
Cuando en el ser humano existe el
amor, es incapaz de hacer daño con palabras u obras a sus cercanos.
Científicamente se ha comprobado, que en un cuerpo lleno de amor, sus órganos funcionan
equilibradamente. Es el amor quien
genera la capacidad de perdonar personas y situaciones, pues es
una condición divina.
He conocido casos donde madres
hablan mal a los hijos sobres sus padres o familiares, donde por causas
políticas, sociales o religiosas se excluyen o se privan de derechos humanos a
las personas, donde por el afán de conseguir el poder se trabaja con la intriga
o el chisme, donde basados en la crítica
destructiva se conduce a una nación a la ruina y a la división; donde la
calumnia rompe hogares y amistades. Todo esto cimentado en la infelicidad
interna que se vive, porque no se han perdonado hechos o personas.
Es cierto que en la infancia es
donde se forja la personalidad de los seres humanos y que de esta depende el
buen desarrollo emocional del adulto,
pero no vale la pena, no dejar sanar las heridas que se han producido, puesto
que ello nos conlleva a cometer los mismos errores y por otra parte, nos deja
amarrados en una rabia que estanca la evolución o el crecimiento. Por otro
lado, situaciones no deseadas nos suceden a diario, pero esto no justifica, la
persecución o la intriga que provienen de la falta de perdón.
Perdonar es sanar. Perdonar es
crecer. Perdonar es ser y hacer feliz al entorno. Perdonar es amar y quien
verdaderamente ama, posee el poder. Caso ejemplar es Jesús, que luego de su muerte
propiciada por la envidia y la rabia, resucita y asciende vivo al Cielo.
La invitación de Jesús fue
perdonar hasta setenta veces siete, es decir, siempre. Por qué? Porque esto nos mantendría libres y felices.
Así que, para crecer integralmente, es bueno y excelente, perdonar. De lo
contrario, las enfermedades, los conflictos familiares, la escasez y la ruina, el
desasosiego, la angustia y el miedo formarán parte de nuestra vida, tarde o
temprano.
Besos a todos y seamos libres perdonando!
Zarina Lucena
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