MEDITANDO LA PALABRA DE DIOS, LUNES 29 DE ENERO - LA MISERICORDIA DE DIOS
ALIMENTO PARA EL ALMA
PRIMERA LECTURA
Huyamos de Absalón. Dejen que Semeí me maldiga, porque se lo ha
ordenado el Señor
Del segundo libro de Samuel: 15, 13-14. 30; 16, 5-13
En aquellos días, llegó un hombre a avisar a David: "Todos los
israelitas se han puesto de parte de Absalón". Entonces David les dijo a
sus servidores que estaban con él en Jerusalén: "Huyamos pronto, porque si
llega Absalón no nos dejará escapar. Salgamos a toda prisa, pues si se nos
adelanta y nos alcanza, nos matará y pasará acuchillo a todos los habitantes de
la ciudad".
Al subir por el monte de los Olivos, David iba llorando, con la cabeza
cubierta y los pies descalzos. Todos sus acompañantes iban también con la
cabeza cubierta y llorando.
Cuando llegaron a Bajurim, un hombre de la familia de Saúl, llamado
Semeí, hijo de Guerá, les salió al encuentro y se puso a seguirlos. Los iba
maldiciendo y arrojaba piedras a David y a todos sus hombres. El pueblo y los
soldados se agruparon en torno a David. Semeí le gritaba: "Fuera de aquí,
asesino malvado. El Señor te está castigando por toda la sangre de la casa de
Salí', cuyo trono has usurpado. El Señor ha entregado el trono a tu hijo
Absalón y tú has caído en desgracia, porque eres un asesino".
Abisay, hijo de Sarvia, le dijo entonces a David: "¿Por qué se ha
de poner a maldecir a mi señor ese perro muerto? Déjame ir a donde está y le
corto la cabeza". Pero el rey le contestó: "¿Qué le vamos a hacer?
Déjalo; pues si el Señor le ha mandado que me maldiga, ¿quién se atreverá a
pedirle cuentas?". Enseguida, David dijo a Abisay y a todos sus
servidores: "Si mi propio hijo quiere matarme, ¿con cuánta mayor razón
este hombre de la familia de Saúl?
Déjenlo que me maldiga, pues se lo ha ordenado el Señor. Tal vez el
Señor se apiade de mi aflicción y las maldiciones de hoy me las convierta en
bendiciones". Y David y sus hombres prosiguieron su camino.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 3, 2-3. 4-5. 6-7.
R/. Levántate, Señor, y sálvame, Dios mío.
Mira, Señor, cuántos contrarios tengo, y cuántos contra mí se han
levantado; cuántos dicen de mí: "Ni Dios podrá salvarlo". R/.
Mas tú, Señor, eres mi escudo, mi gloria y mi victoria; desde tu monte
santo me respondes cuando mi voz te invoca. R/.
En paz me acuesto, duermo y me despierto, porque el Señor es mi
defensa. No temeré a la enorme muchedumbre que me cerca y me acecha. R/.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Lc 7, 16
R/. Aleluya, aleluya.
Un gran profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su
pueblo. R/.
EVANGELIO
Espíritu inmundo, sal de este hombre.
Del santo Evangelio según san Marcos: 5,1-20
En aquel tiempo, después de atravesar el lago de Genesaret, Jesús y sus
discípulos llegaron a la otra orilla, a la región de los gerasenos. Apenas
desembarcó Jesús, vino corriendo desde el cementerio un hombre poseído por un
espíritu inmundo, que vivía en los sepulcros. Ya ni con cadenas podían
sujetarlo; a veces habían intentado sujetarlo con argollas y cadenas, pero él
rompía las cadenas y destrozaba las argollas; nadie tenía fuerzas para
dominarlo. Se pasaba días y noches en los sepulcros o en el monte, gritando y
golpeándose con piedras.
Cuando aquel hombre vio de lejos a Jesús, se echó a correr, vino a
postrarse ante él y gritó a voz en cuello: "¿Qué quieres tú conmigo,
Jesús, Hijo de Dios altísimo? Te ruego por Dios que no me atormentes".
Dijo esto porque Jesús le había mandado al espíritu inmundo que saliera de
aquel hombre. Entonces le preguntó Jesús: "¿Cómo te llamas?". Le
respondió: "Me llamo Legión, porque somos muchos". Y le rogaba con
insistencia que no los expulsara de aquella comarca.
Había allí una gran piara de cerdos, que andaban comiendo en la falda
del monte. Los espíritus le rogaban a Jesús: "Déjanos salir de aquí para
meternos en esos cerdos" Y él se lo permitió. Los espíritus inmundos
salieron del hombre y se metieron en los cerdos; y todos los cerdos unos dos
mil, se precipitaron por el acantilado hacia el lago y se ahogaron.
Los que cuidaban los cerdos salieron huyendo y contaron lo sucedido, en
el pueblo y en el campo. La gente fue a ver lo que había pasado. Se acercaron a
Jesús y vieron al antes endemoniado, ahora en su sano juicio, sentado y
vestido. Entonces tuvieron miedo. Y los que habían visto todo, les contaron lo
que le había ocurrido al endemoniado y lo de los cerdos. Ellos comenzaron a
rogarle a Jesús que se marchara de su comarca.
Mientras Jesús se embarcaba, el endemoniado le suplicaba que lo
admitiera en su compañía, pero él no se lo permitió y le dijo: "Vete a tu
casa a vivir con tu familia y cuéntales lo misericordioso que ha sido el Señor
contigo". Y aquel hombre se alejó de ahí y se puso a proclamar por la
región de Decápolis lo que Jesús había hecho por él. Y todos los que lo oían se
admiraban.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
MEDITANDO LA PALABRA DE
DIOS
El significado de la
palabra Misericordia según su origen, es brindar el corazón a los que se alejan
del amor. En otras palabras, entregar amor a aquellos que por sus pensamientos
y obras se encuentran separados de Dios.
En la primera lectura,
David apela a la misericordia del Padre Eterno, es decir, a que Dios transforme
aquellas maldiciones propiciadas por sus enemigos en bendiciones. Aunque es bueno resaltar, que este rey llevado
por la humildad atribuye esas experiencias a un plan de expiación por sus
momentos desprovistos de amor. Por eso, implora piedad a su Creador. Por otro lado, en el evangelio un hombre con
espíritu inmundo, también suplica misericordia a Jesús, quien la concede.
No cabe duda, que
nosotros tenemos un Dios tan bien intencionado dispuesto a proveernos su amor
en todo tiempo, aun cuando no lo merezcamos. Por tal razón, aquellos gerasenos
ruegan a Jesús que se marche, pues, la creencia común en el ser humano es
castigar a los que se han portado mal, olvidando que la misericordia es el
punto de partida para el arrepentimiento, por ende, para la conversión.
Es por esto, que ante
cualquier vicisitud, lo sabio sería revisarnos para ver porque nos está
sucediendo una determinada situación. Seguramente, encontraremos la razón.
Pero, como todo tiene solución, pedir a Dios su misericordia, a la vez, que
pedimos perdón y perdonamos, es bueno para nuestro ser…Bendito sea Dios!!!
ORANDO A DIOS:
Amado Dios, Bendito y
Adorado seas por todo ser viviente, porque eres lento para enojarte con
nosotros y rico en ofrecernos tu misericordia. Perdóname por las veces que
desprovista de bondad, me he alejado de tu Esencia en pensamientos,
sentimientos y obras. Inspira a mi alma la dicha de actuar movida por la
compasión, antes que por el ego, para que pueda actuar conforme a tu agrado…Amén
Bendito Dios!!!
“TODA ALMA MOVIDA POR LA
MISERICORDIA, DISFRUTA EN CAUDALES INMENSOS LOS FRUTOS DE SUS OBRAS DE AMOR”
¡Qué Papá Dios bendiga tu
ser, tu familia y tu vida con su amor, su paz y su gozo!
¡FELIZ Y BENDECIDO LUNES!
Comentarios
Publicar un comentario