CONVERSACIONES DIARIAS, JUEVES 18 DE FEBRERO - DE COMO TOCAR EL CORAZÓN DE DIOS
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
No tengo otro defensor más que tú, Señor.
Del libro de Ester: 4, 17n. p-r. aa-bb. gg-hh
En aquellos días, la reina Ester, ante el mortal peligro que amenazaba a
su pueblo, buscó refugio en el Señor y se postró en tierra con sus esclavas,
desde la mañana hasta el atardecer. Entonces suplicó al Señor, diciendo:
"Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob, ¡bendito seas! Protégeme,
porque estoy sola y no tengo más defensor que tú, Señor, y voy a jugarme la
vida.
Señor, yo sé, por los libros que nos dejaron nuestros padres, que tú
siempre salvas a los que te son fieles. Ayúdame ahora a mí, porque no tengo a
nadie más que a ti, Señor y Dios mío.
Ayúdame, Señor, pues estoy desamparada. Pon en mis labios palabras
acertadas cuando esté en presencia del león y haz que yo le agrade, para que su
corazón se vuelva en contra de nuestro enemigo, para ruina de éste y de sus
cómplices.
Con tu poder, Señor, líbranos de nuestros enemigos. Convierte nuestro
llanto en alegría y haz que nuestros sufrimientos nos obtengan la vida".
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 137, l-2a. 2bc-3. 7c.8
R/. De todo corazón te damos gracias, Señor.
De todo corazón te damos gracias, Señor, porque escuchaste nuestros
ruegos. Te cantaremos delante de tus ángeles, te adoraremos en tu templo. R/.
Señor, te damos gracias por tu lealtad y por tu amor: siempre que te
invocamos nos oíste y nos llenaste de valor. R/.
Que todos los reyes de la tierra te reconozcan al escuchar tus prodigios.
Que alaben tus caminos, porque tu gloria es inmensa. R/.
Tu mano, Señor, nos pondrá a salvo, y así concluirás en nosotros tu obra.
Señor, tu amor perdura eternamente; obra tuya soy, no me abandones. R/.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Sal 50, 12. 14
R/. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Crea en mí, Señor, un corazón puro y devuélveme tu salvación, que
regocija. R/.
EVANGELIO
Todo el que pide, recibe.
Del santo Evangelio según san Mateo: 7, 7-12
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Pidan y se les dará;
busquen y encontrarán; toquen y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe;
el que busca, encuentra; y al que toca, se le abre.
¿Hay acaso entre ustedes alguno que le dé una piedra a su hijo, si éste
le pide pan? Y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Si ustedes, a pesar
de ser malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, con cuánta mayor razón el
Padre, que está en los cielos, dará cosas buenas a quienes se las pidan.
Traten a los demás como quieren que ellos los traten a ustedes. En esto
se resumen la ley y los profetas".
Palabra del Señor. Gloria a ti,
Señor Jesús.
CONVERSANDO
CONTIGO
¿Tocas
las puertas de mi corazón?
Ester
clamó a mí y yo la escuché. Clamó con humildad y consiguió lo que tanto
anhelaba, el favor del rey a quien llamó león. Clamó protección y se lo concedí
y los enemigos de su pueblo acabaron cayendo en el foso que construyeron para
otros, no porque yo lo haya obrado, sino, que lo que se desea para los demás,
en el fondo es lo que quiere para sí mismo.
Quisiera
aclararte, que tus verdaderos enemigos no están afuera, sino dentro de tu
mente, porque lo que piensas, lo sientes y lo que sientes lo creas. En eso consiste
la bendición o la maldición. Por tanto, cuando me busques, hazlo con humildad,
implorando lo que sea bueno para ti y para quienes te rodean y me encontrarás.
El
enlace que se establece entre tu alma y la mía cuando oras con amor, es único,
es creador, es edificador. Ahora comprendes, porque algunas oraciones llegan y
otras no. Es porque unas veces oras con justicia, mientras que otras oras con deseos
de venganza. Es la justicia la que nos une. Es el amor quien nos fusiona,
creando una atmosfera propicia para que suceda lo que anhelas.
Cuando
ores, haz como Ester y llénate de humildad, pide bien para ti, pero también, lo
mejor para los demás.
Concentra
tu mente en que eres un “ser de amor” que elige el bien y la vida. Te amo,
recuérdalo siempre.
HABLA
CON TU PADRE
Dios
mío y Señor Mío, gracias por amarme y cuidarme como al niño de tus ojos. Gracias
por el don de la vida y por la protección recibida a diario. Gracias por
enseñarme que debo orar con amor y con humildad, deseando bien a mi interior y
al de mi prójimo. Que tu bondad y benevolencia me muevan a cada instante, para
pensar, sentir, desear y obrar amparado bajo tu voluntad...Amén…Bendito y
Adorado sea Dios!!!
“CREER
ES UNA FUERZA QUE ENLAZA MI CORAZÓN CON EL DE MI PADRE CELESTIAL, POR TANTO, LO
QUE CREO, SUCEDERÁ”
¡Qué
Dios bendiga, proteja y favorezca a ti y tu familia…Que en ti sobreabunde el
amor!
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