MENÚ DIARIO, LUNES 23 DE MARZO - CUANDO ACTÚA DIOS
“Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo,
porque tú estás conmigo”
(Sal 23)
ALIMENTO DEL DÍA:
Del
libro del profeta Daniel: 13, 1-9. 15-17. 19-30. 33-62
En
aquel tiempo vivía en Babilonia un hombre llamado Joaquín, casado con Susana,
hija de Quelcías, mujer muy bella y temerosa de Dios. Sus padres eran virtuosos
y habían educado a su hija según la ley de Moisés. Joaquín era muy rico y tenía
una huerta contigua a su casa, donde solían reunirse los judíos, porque era
estimado por todos. Aquel año habían sido designados jueces dos ancianos del
pueblo; eran de aquellos de quienes había dicho el Señor: "En Babilonia,
la iniquidad salió de ancianos elegidos como jueces, que pasaban por guías del
pueblo". Éstos frecuentaban la casa de Joaquín y los que tenían litigios
que resolver acudían ahí a ellos. Hacia el mediodía, cuando toda la gente se
había retirado ya, Susana entraba a pasear en la huerta de su marido. Los dos
viejos la veían entrar y pasearse diariamente, y se encendieron de pasión por
ella, pervirtieron su corazón y cerraron sus ojos para no ver al cielo ni
acordarse de lo que es justo. Un día, mientras acechaban el momento oportuno,
salió ella, como de ordinario, con dos muchachas de su servicio, y como hacía
calor, quiso bañarse en la huerta. No había nadie allí, fuera de los viejos,
que la espiaban escondidos. Susana dijo a las doncellas: "Tráiganme jabón
y perfumes, y cierren las puertas de la huerta mientras me baño". Apenas
salieron las muchachas, se levantaron los dos viejos, corrieron hacia donde
estaba Susana y le dijeron: "Mira: las puertas de la huerta están cerradas
y nadie nos ve. Nosotros ardemos en deseos de ti. Consiente y entrégate a nosotros.
Si no, te vamos a acusar de que un joven estaba contigo y que por eso
despachaste a las doncellas". Susana lanzó un gemido y dijo: "No
tengo ninguna salida; si me entrego a ustedes, será la muerte para mí; si
resisto, no escaparé de sus manos. Pero es mejor para mí ser víctima de sus
calumnias, que pecar contra el Señor". Y dicho esto, Susana comenzó a
gritar. Los dos viejos se pusieron a gritar también y uno de ellos corrió a
abrir la puerta del jardín. Al oír los gritos en el jardín, los criados se precipitaron
por la puerta lateral para ver qué sucedía. Cuando oyeron el relato de los
viejos, quedaron consternados, porque jamás se había dicho de Susana cosa
semejante.
Al
día siguiente, todo el pueblo se reunió en la casa de Joaquín, esposo de
Susana, y también fueron los dos viejos, llenos de malvadas intenciones contra
ella, para hacer que la condenaran a morir. En presencia del pueblo dijeron:
"Vayan a buscar a Susana, hija de Quelcías y mujer de Joaquín".
Fueron por Susana, quien acudió con sus padres, sus hijos y todos sus
parientes. Todos los suyos y cuantos la conocían, estaban llorando.
Se
levantaron entonces los dos viejos en medio de la asamblea y pusieron sus manos
sobre la cabeza de Susana. Ella, llorando, levantó los ojos al cielo, porque su
corazón confiaba en el Señor. Los viejos dijeron: "Mientras nosotros nos
paseábamos solos por la huerta, entró ésta con dos criadas, luego les dijo que
salieran y cerró la puerta. Entonces se acercó un joven que estaba escondido y
se acostó con ella. Nosotros estábamos en un extremo de la huerta, y al ver
aquella infamia, corrimos hacia ellos y los sorprendimos abrazados. Pero no
pudimos sujetar al joven, porque era más fuerte que nosotros; abrió la puerta y
se nos escapó. Entonces detuvimos a ésta y le preguntamos quién era el joven,
pero se negó a decirlo. Nosotros somos testigos de todo esto". La asamblea
creyó a los ancianos, que habían calumniado a Susana, y la condenaron a muerte.
Entonces
Susana, dando fuertes voces, exclamó: "Dios eterno, que conoces los
secretos y lo sabes todo antes de que suceda, tú sabes que éstos me han
levantado un falso testimonio. Y voy a morir sin haber hecho nada de lo que su
maldad ha tramado contra mí". El Señor escuchó su voz. Cuando llevaban a
Susana al sitio de la ejecución, el Señor hizo sentir a un muchacho, llamado
Daniel, un santo impulso de ponerse a gritar: "Yo no soy responsable de la
sangre de esta mujer".
Todo
el pueblo se volvió a mirarlo y le preguntaron: "¿Qué es lo que estás
diciendo?". Entonces Daniel, de pie en medio de ellos, les respondió:
"Israelitas, ¿cómo pueden ser tan ciegos? Han condenado a muerte a una
hija de Israel, sin haber investigado y puesto en claro la verdad. Vuelvan al
tribunal, porque ésos le han levantado un falso testimonio.
Todo
el pueblo regresó de prisa y los ancianos dijeron a Daniel: "Ven a
sentarte en medio de nosotros y dinos lo que piensas, puesto que Dios mismo te
ha dado la madurez de un anciano". Daniel les dijo entonces: "Separen
a los acusadores, lejos el uno del otro, y yo los voy a interrogar".
Una
vez separados, Daniel mandó llamar a uno de ellos y le dijo: "Viejo en
años y en crímenes, ahora van a quedar al descubierto tus pecados anteriores,
cuando injustamente condenabas a los inocentes y absolvías a los culpables, contra
el mandamiento del Señor: No matarás al que es justo e inocente. Ahora bien, si
es cierto que los viste, dime debajo de qué árbol estaban juntos". El
respondió: "Debajo de una acacia". Daniel le dijo: "Muy bien. Tu
mentira te va a costar la vida, pues ya el ángel ha recibido de Dios tu
sentencia y te va a partir por la mitad". Daniel les dijo que se lo
llevaran, mandó traer al otro y le dijo: "Raza de Canaán y no de Judá, la
belleza te sedujo y la pasión te pervirtió el corazón. Lo mismo hacían ustedes
con las mujeres de Israel, y ellas, por miedo, se entregaban a ustedes. Pero
una mujer de Judá no ha podido soportar la maldad de ustedes. Ahora dime, ¿bajo
qué árbol los sorprendiste abrazados?". Él contestó: "Debajo de una
encina". Replicó Daniel:
"También
a ti tu mentira te costará la vida. El ángel del Señor aguarda ya con la espada
en la mano, para partirte por la mitad. Así acabará con ustedes".
Entonces
toda la asamblea levantó la voz y bendijo a Dios, que salva a los que esperan
en Él. Se alzaron contra los dos viejos, a quienes, con palabras de ellos
mismos, Daniel había convencido de falso testimonio, y les aplicaron la pena
que ellos mismos habían maquinado contra su prójimo. Para cumplir con la ley de
Moisés, los mataron, y aquel día se salvó una vida inocente.
Palabra
de Dios. Te alabamos, Señor.
Del
santo Evangelio según san Juan: 8, 1-11
En
aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos y al amanecer se presentó
de nuevo en el templo, donde la multitud se le acercaba; y Él, sentado entre
ellos, les enseñaba.
Entonces
los escribas y fariseos le llevaron a una mujer sorprendida en adulterio, y
poniéndola frente a Él, le dijeron: "Maestro, esta mujer ha sido
sorprendida en flagrante adulterio. Moisés nos manda en la ley apedrear a estas
mujeres. ¿Tú qué dices?". Le preguntaban esto para ponerle una trampa y
poder acusarlo. Pero Jesús se agachó y se puso a escribir en el suelo con el
dedo. Como insistían en su pregunta, se incorporó y les dijo: "Aquel de
ustedes que no tenga pecado, que le tire la primera piedra". Se volvió a
agachar y siguió escribiendo en el suelo.
Al
oír aquellas palabras, los acusadores comenzaron a escabullirse uno tras otro,
empezando por los más viejos, hasta que dejaron solos a Jesús y a la mujer, que
estaba de pie, junto a Él.
Entonces
Jesús se enderezó y le preguntó: "Mujer, ¿dónde están los que te acusaban?
¿Nadie te ha condenado?" Ella le contestó: "Nadie, Señor". Y
Jesús le dijo: "Tampoco yo te condeno. Vete y ya no vuelvas a pecar".
Palabra
del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.
VITAMINAS PARA EL ALMA
Las lecturas de este día, muestran el magnífico amor de Dios para
con todas aquellas personas que ansían la justicia del Reino de los Cielos, en
otras palabras, la justicia perfecta.
La mayor evidencia de todas, la resurrección de Jesús, quien a
pesar de haber tenido miedo, se sometió a la voluntad de Dios, dejando por
asentado con su pasión, que quien confía enteramente en el Padre Creador
siempre es protegido.
Hoy, se muestran a dos mujeres beneficiadas por el amor de
aquel que todo lo puede, Rebeca y la mujer encontrada en actos de adulterio, ambas,
a pesar de ser haber sido acusadas son salvadas, una, por un instrumento de
Dios y otra por el propio mesías Salvador.
Ahora bien, con ello, Dios desea que el ser humano, ante los
momentos de peligro o persecución, se abandone en sus designios, que siempre
serán buenos, puesto, que Él es bueno…¡Feliz y Bendecido Lunes!
POSTRE PARA EL ESPÍRITU
Bendito Dios Padre, Tú, mejor que nadie conoces el interior del ser
humano, conoces todas sus intenciones. Ante la persecución o el peligro,
concédenos la gracia de confiar enteramente en ti, así como, el desear que sea
tu justicia la que prevalezca, te lo pedimos por Jesús…Gracias Padre Bueno…Te
amamos…Amén!
“NO TEMERÉ, PORQUE TU AMOR Y TU JUSTICIA SIEMPRE REINAN EN MI VIDA”
Que Papá Dios los bendiga y favorezca a ti y a tu amada familia…Un abrazo
de corazón a corazón, que llene tu alma de amor, paz y gozo.
Hermoza Palabra , Increible El Amor de Nuestro Padre Celestial , GLORIA AL DIOS VIVO DE ISRAEL !!! AMEN. !
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