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Mostrando entradas de marzo, 2012

ROSARIO DE LA SANTISIMA PROVIDENCIA POR LA SANACIÓN.

Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío, por ser Tú quien eres y porque te amo por sobre todas las cosas, me pesa en el alma haberle ofendido y propongo firmemente con tu Gracia enmendarme y alejarme de las ocasiones de pecar; confesarme y cumplir la penitencia que por mis culpas me fuera impuesta. Te ofrezco Señor mi vida, obras y trabajos y cuanto bueno hiciere, en satisfacción de mis pecados y confío en tu bondad y misericordia infinitas me perdonarás y me darás gracia para perseverar en tu santo servicio hasta el último día de mi vida. Amén. Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su Único hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracias del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilatos, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos, y está sentado a la de

IMITAR A JESUS

El Padre Celestial envió a su hijo unigénito para que nos salvara a través de su comportamiento sincero, recto, firme, justo, puro, noble, sabio, obediente, amoroso, manso, humilde de corazón, fuerte, valiente y sacrificado. Si leemos los cuatro evangelios conseguiremos estas y otras virtudes humanas, que caracterizaban  a Jesús, como un hombre lleno de amor, altamente respetuoso de la ley divina. Hoy en día, el mundo entero ha distorsionado el objetivo de Dios al enviar a su hijo amado. Cada organización hace ver que tiene la verdad absoluta para conseguir la entrada al reino de los Cielos. Esto es falso, puesto que, lo único que desea Dios, no va más allá de que seamos como Jesús. Esa es la gran noticia, que debemos ser como Él, ya que Jesús es como el Padre. A través de los tiempos, hemos ido perdiendo la esencia de imitar a Jesús. Hasta se ha manipulado la sagrada palabra de Dios, según la conveniencia de cada religión, para convertirnos en inquisidores de nuestr

EL AYUNO

Desde pequeña aprendí, que al Padre Nuestro le agradaban los sacrificios que implicaran alguna prohibición por un tiempo determinado.  En cierta forma, las hermanas salesianas que me educaron espiritualmente,  proponían que ofrendáramos a Papá dios, el sacrificio de no comer ciertos alimentos o dulces, de no escuchar música o bailar, etc. Sin lugar a dudas, estos pequeños sacrificios, forjaban nuestro carácter y nos preparaba al autocontrol, algo muy bueno para el alma. Con el tiempo, me di cuenta de algo superior, el verdadero ayuno como ofrenda de vida. Con esa preparación que recibí en mi infancia, pude aplicar en los diferentes momentos difíciles que se han presentado a lo largo de mi vida, no sólo los sacrificios corporales (de este tipo), sino también y mucho más agradables al Creador, los sacrificios del alma. Para mí aquellos ayunos o sacrificios del alma, eran: quedarme callada (cuando soy tan reactiva), ayudar de alguna forma a aquella persona que hablaba mal

TIEMPO DE ORACIÓN

Desde siempre he tenido la certeza, que el regalo más hermoso y valioso que recibimos desde el momento que venimos a este mundo, es decir, desde que nacemos, es la comunicación constante con el Padre Celestial. Esta comunicación se hace efectiva, a través de la oración, que no necesariamente, es recitación (decir fórmulas sin imprimir tu corazón). La verdadera oración, aún cuando sea leída o recitada, debe nacer y salir del corazón, porque éste, es el que nos va a garantizar que el ABBA del cielo, nos escuche como a los niños de sus ojos. No esperemos los momentos de angustias para orar. Al contrario, convirtamos la oración en una función vital de nuestra vida.  Que sea como comer, dormir o respirar. Tan imprescindible, que no podamos vivir sin ella, porque así como mueren los cuerpos por falta de alimentación, así muere el alma y sin ésta, dificilmente se puede continuar con vida. De hecho, desde hace un tiempito existe una rama de la medicina llamada psiconeuroinmun